17 septiembre, 2014

Remuevo el café en una terraza de Valldemossa y mientras espero a que se enfríe escucho el mallorquín que habla la gente de alrededor. Me disuelvo como el azúcar de la taza y luego siento como si me volviera a materializar de nuevo en mi mismo, pero en tu habitación y ya huelo a tu casa y te escucho cantando Calgary 88 en la ducha y haciendo como si fueras mas de aquí que la señora que tengo en la mesa de al lado.
El corazón se me ha hecho un garbanzo.
Todavía no he encontrado, ni creo que lo haga, nada mas bonito en la vida que tu acento brasileño intentando hablar valenciano.
El corazón se me ha hecho una pasa.


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