16 junio, 2009

La direccion de los sentimientos

Intentaba quedarme sin pensar, en la parada donde se espera, creía que podría seguir y que tendría suficientes motivos para conseguir salir del mundo en el que me había metido , yo mismo o con ayuda de los demás, la ayuda que siempre crees encontrar pero que luego resulta que lo que hace es desayudarte.
Después de varios minutos que creo recordar en blanco se empezó a escuchar por la izquierda el ruido y ligero temblor de tierra tan característico del tranvía, eso me hizo volver a abrir los ojos aunque ya los tenia abiertos y de repente tuve esa extraña sensacion de no querer subir ahí dentro, estaba seguro de que me llevaría exactamente donde no quería ir, un poco mas cerca de ti.
Se cerro la puerta en mis narices, estaba de pie, solo tenia que dar un paso, la gente me miro, creo que pensaron que estaba loco o era un zombi que ya no quería estar muerto.
El tranvía desapareció por la derecha, yo me volví a sentir extraño, ni me había dado cuenta de lo que había hecho, si lo único que no quiero es depender de ti y ya lo estaba haciendo en cierto modo quedandome ahí, parece que alguien me acaba de pegar un puñetazo en el estomago. Me parece que estoy cayendo.
Casi sin darme cuenta corría en dirección al tranvía aunque un poco dolorido por tu puñetazo.
Quería correr muy rápido, que no se me viera pasar, quería desaparecer. Cuando ya había alcanzado una velocidad considerable y la gente solo notaba aire cuando pasaba por su lado supe que me estaba volviendo a dejar llevar por ti, estaba corriendo en tu dirección y no en la del tranvía.
No se para que narices corro en tu dirección con lo lejos que estas en realidad, siempre vas a estar demasiado lejos, aunque te tenga a medio metro o aunque no me hagan falta las gafas para verte bien.
Ahora si que ha dejado de tener sentido todo, he caído de verdad y además me he estampado de frente mientras corría con todas mis fuerzas.

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